Sí, sí... Podría decir que mi vida personal se redujo a comprarme algo en la tienda y volver al salón de clases. En la semana estoy tan ocupado pensando en mi presente que no tengo tiempo ni de soñar ni de pensar en el pasado o el futuro.
Pensar en el pasado y el futuro es ocioso, por eso agradezco a la escuela que me quite el tiempo para eso, pero soñar es importante. Soñar alivia el dolor e inspira a la mente. No tener un momento para soñar es feo. Puedo imaginar, pues la escuela me pide tiempo para leer mucho, es ahí cuando imagino. Pero imagino vidas ajenas y cómo tarde o temprano las apropiaré. Pero soñar, eso sólo es un privilegio que tengo cuando duermo. Qué le vamos a hacer?
Lo malo es que todo lo que no pensé en la semana viene a mí a golpes el fin de semana, cuando mi mente está ociosa de nuevo... Desespera. Tengo que hacerme a la idea de que mi soledad es inminente, pero es muy difícil. Que la podría disfrutar, pero ¿cómo puedo disfrutar una soledad que no termina de llegar? A veces la parte interesante de estar solo se asoma un poco y entonces alguien abre una puerta o enciende una luz y me dice "No, ni te acomodes porque no estás solo".
Fue frustrante darme cuenta de que tan pronto alguien va a salir de casa en cuestión de meses ya hay otra persona tomando su lugar por los siguientes 3 o 4 años. Me acostumbré tanto a estar solo; no fui hecho para convivir con otras personas, al menos no en esta etapa de mi vida.
El colmo sería que tuviera que salir de mi propia casa para sentirme bien. Que tendría sentido porque en realidad aún no es mi casa, sigue siendo de mi padre y él decide a quién la renta. Lo pienso y me parece irracional, pero vaya que suena tentador.
Quiero volver a soñar... Quiero saber qué nuevas aventuras le esperan a Arabí o cuál será el nuevo obstáculo para Cornell, Garnita y Andor... Quiero escribir mucho y por momentos olvidarme también de mi presente que es tan monótono, aburrido y tan... Real.
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