A las puertas de la inminente alegría
Se reúnen las esperanzas de un deseo apagado
Y me acaricia el viento con mordaces cantos
Sofocado observo el interior de aquél palacio
Donde aguardan promesas y esperanzas inciertas
A los pies del monte luminoso
Me acerco cauteloso a tu encuentro
Mira bien, tengo ofrendas disfrazadas de sonrisas
Flores y susurros que te entrego generoso.
Se levanta. Sus pisadas causan terremotos
Su mirada levanta los mares
Su voz adormece al temeroso
"Son ofrendas", te repito.
No plagas.
No ira.
Ofrendas.
Ofrendas de amor y alegría eterna.