Los que me conocen saben perfectamente sobre mi debilidad por la comida chatarra. Esas cosas excesivamente saladas, grasosas, carnosas y a veces hasta picantes. No soy fan precisamente de la comida muy condimentada, pero cuando el picante está bien balanceado con los demás sabores no lo dudo y devoro lo que sea.
En fin, que seleccioné las 5 cosas que debo probar antes de morir. Esas cosas que por su mezcla de sabores, exceso de grasa, sal o cualidades exóticas debo comerme al menos una vez en mi vida. Y aquí están:
5. En quinto lugar está la bolsa gigante de Cheetos. Ya lo intenté una vez con una bolsa gigante de Totis (frituras mexicanas que compiten contra Sabritas o Lays, en otros países) y créanme, valió la pena. Pero eran Totis de sal, solamente. Sin limón y sin queso. Ahora, la cosa industrializada que Sabritas usa como queso que es 99% sal y lo demás de color y sabor es algo que no puedo pasar por alto y menos si viene en una bolsa de este tamaño.
5. En quinto lugar está la bolsa gigante de Cheetos. Ya lo intenté una vez con una bolsa gigante de Totis (frituras mexicanas que compiten contra Sabritas o Lays, en otros países) y créanme, valió la pena. Pero eran Totis de sal, solamente. Sin limón y sin queso. Ahora, la cosa industrializada que Sabritas usa como queso que es 99% sal y lo demás de color y sabor es algo que no puedo pasar por alto y menos si viene en una bolsa de este tamaño.
4. Una de mis cosas favoritas es la pizza. De lo que sea y de donde sea. Incluso esa cosa congelada que viene en cajas de cartón y al descongelar y calentar sabe a lo mismo. No le pongo peros a ninguna pizza. Aunque sí tengo mis favoritas. Y bueno, uno no puede ir a la pizzería y pedir una pizza para llevar porque una rebanada de pizza no es lo más cómodo para comer e ir caminando. ¿O sí? Bueno, con estos conos de pizza la comodidad no se pelea con el antojo. Juro que cuando vi el queso ahí seduciendo a mis dientes me perdí por completo.
3. En tercer lugar están estas pizzapapas, papapizzas o... Bueno, son papas fritas cubiertas con pepperoni, queso y especias. Se me ocurren tantas cosas que podría echarles encima. Las papas fritas combinan con muchas cosas y la pizza también. Entonces ¿qué pasa si mezclamos ambas?. Y si lo combinamos con una hamburguesa... Empiezo a salivar...
2. Llegamos a los primeros dos y ya tengo mucha hambre. En segundo lugar les tengo estas papas envueltas con tocino. No hay mucho que decir, lo que se ve es lo que hay. El pedazo de carne que más me gusta no es un corte argentino ni un filete enorme y jugoso. Sí, disfruto esos pedazos de carne a medio cocer que al morderlos aún les escurre sangre, pero el tocino es lo que más me gusta. Tiene el balance perfecto entre grasa y sabor; además de ese toque salado que ninguna otra parte del cerdo tiene. Y ahora rodeando unas crujientes papas fritas. Es casi pornográfico.
1. Y en primer lugar el postre. Ya no hay tanta sal y grasa, pero sí mucha azúcar, más o menos. Debo admitir que los cupcakes nunca han sido algo que se me antoje mucho. Y vamos ¿Cupcakes? ¿A quién se le ocurrió semejante mariconada? Son panqués y punto. ¿Muffins? ¿Cupcakes? Todas esas cosas son nombres de princesa para un jodido panqué. En fin, que me encontré con esta cosa hecha de... Mountain Dew y Doritos. ¡Sí! Mountain fucking Dew con Doritos. Podemos reducir la botana de cualquier gamer decente a esas dos deliciosas cochinadas. Ya me imagino el fin de semana gamer empezando con unas papas con pizza para terminar con este delicioso postre. ¿Se imaginan no tener que pasar de la botana al refresco y poder echarse a la boca ambas cosas al mismo tiempo? Cuando el tiempo es crucial en las partidas multijugador no puedes darte el lujo distrayéndote entre apuntar, disparar, recargar, botanear y beber. Enjuague y repita. Esta es la botana perfecta.
Y ya, suficiente de chatarra por hoy. Tengo media pizza esperándome en la mesa y un control de XBox que espera ansioso a que le ponga mis grasientas manos encima.
Con su permiso, me voy.
Con su permiso, me voy.
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