Even thieves and snakes need homes...
Me acordé de tantas cosas, momentos, oportunidades y personas que creí perder. Sólo creí hacerlo porque en realidad la vida no es como una película donde los personajes que acaban juntos lo hacen para siempre y los que se separan también. Después del "The End" no hay nada más que lo que imaginamos, pero en realidad la película acabó.
Los capítulos en la vida terminan, pero la película sigue. Interpol me recordó que los capítulos pueden irse volando en un avión, perderse entre una multitud o simplemente quedarse a la sombra de un árbol.
Y siguen ahí. Pero en otro lugar.
Tal vez fueron los mejores capítulos de la película y nos den ganas de verlos varias veces. Tal vez sean dignos de saltarse la próxima vez. ¿Quién sabe?
En realidad no perdemos nada y cuando lo hacemos, generalmente, la pérdida es mucho menor en comparación con las experiencias que nos quedan al final. Tal vez sólo le tenemos miedo a perder, cualquier cosa, la que sea...
Desapego... Fue lo que aprendí hace unos años y las pruebas están rondando por algún lado en este blog. Incluso hasta la fecha me sigue costando aplicar lo que aprendí y sucede porque nunca deja de doler. Todas las pérdidas son dolorosas en mayor o menor medida y la cosa es aprender a lidiar con el dolor, reconocerlo, dejarlo que duela y después ayudar a que la cicatriz sane. Si luchamos casi nunca ganaremos.
Se puede evitar, sí, pero a veces no. No podemos hacer nada al respecto. El universo y sus métodos son mucho más poderosos que nosotros.
¿Qué nos queda al final? Seleccionar, guardar, atesorar y seguir. No podemos ser como un anciano perdido en lo que pudo ser y nunca será. Pero podemos vivir felices sabiendo lo que fue y dar gracias al universo porque haya sido.
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