Las últimas tres entradas al blog me parecen un regreso a cierta época en donde me maravillaba con las personas a mi alrededor. Época que está registrada aquí mismo. Esos días en los que mi mirada se iluminaba con lo que tal vez podría ser y también tal vez nunca sería. Pero me gustaba soñar, imaginar, inventar futuros que eran disfrutados en el presente.
Esta vez estoy disfrutando otro futuro, pero saboreando más el presente y las sensaciones que todos los días se me presentan.
La historia comenzó cerca del 7 de Mayo de este año, pero vamos desde atrás. El año pasado terminó un viaje emocionante de 10 años con una de las personas más maravillosas que la vida me ha dado. Juntos vivimos un sinnúmero de aventuras que quedarán grabadas para siempre en mi memoria y le agradezco infinitamente haberme permitido ser parte de su vida. Vivimos juntos varios meses después de la ruptura y las cosas avanzaban con relativa normalidad. Sin embargo este año finalmente se fue y no sólo dejó un vacío en casa, sino muy dentro de mí. Hasta la fecha duele muchísimo.
A partir de ahí mi mente se convirtió en un campo de batalla en el que mi ansiedad y depresión hacían destrozos todos los días. Finalmente me derrumbé y tuve un par de crisis de pánico que me obligaron a pedir ayuda a mis padres y pasé un par de días en su casa. La pandemia de COVID-19 no ayudaba, pues, si bien disfruto mi tiempo a solas, llegó el momento en el que pensé: "si algo pasa conmigo nadie se enteraría en días".
Volví a casa. Tiempo después llegó a mis solicitudes de Fecebook una bastante peculiar. Con poca información personal y una foto de Leon y Matilda. Sí, alrededor del 7 de Mayo.
Mi mente era un caos. Era un campo de batalla que en momentos creí que tendría resultados fatales.
"Sorry, are you mexican?", me dijo.
Y bueno, continuaré en la siguiente entrada...
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