A veces las tempestades vienen acompañadas de vientos y oscuridad que no nos dejan ver la belleza del paisaje. A veces las tempestades nos acompañan y han sido parte de nosotros por mucho tiempo; pensamos que son parte de todo. Pero no es así.
Cuando dejamos que la tempestad pase, esperamos pacientes a que el cielo aclare y el sol brille de nuevo podremos ver la belleza que se oculta detrás de la oscuridad. Los bastos campos, los árboles de verdes brillantes y los campos de coloridas flores. Pero debemos permitir que las nubes se vayan y abrir los ojos. Tenemos que estar dispuestos a recibir el viento cálido. Muchas estaciones habrán pasado por esos paisajes, pero ahora somos nosotros los que estamos ahí. Somos nosotros quienes las habitamos y no importa ni la tempestad ni la yerba que creció y murió sobre ellos. El olor a hierba fresca es para nosotros, el sol nos calienta la piel y las flores que crecen ante nosotros son nuevas. Tomémonos de la mano y caminemos sobre ese campo. Juntos.
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