Hay unas cuantas cosas sobre las que reflexioné hoy:
- Finalmente está pasando... Hasta pena me doy, pensé que estaría peor la desgracia y no pasó de un sólo día. Eso sí, todavía queda tooooodo el domingo, así que a ver cómo me va.
- "Eso" aún da vueltas en mi cabeza (aún a pesar de que llevo escribiendo sobre el asunto desde que me golpeó en la cara)... Aunque no lo quiera me afectó, pero bueno. En unos minutos o algunas horas escribiré un e-mail suicida. Hay amigos a los que no vale la pena perder, aunque tú creas que por ahí va la cosa. Ya no pondré nombres falsos. Es más, ya ni siquiera le pondré nombre. Me limitaré a seguir mirando al cielo, tal vez esta vez el brillo del sol no me deslumbrará tanto.
- Muchas veces creemos conocer a las personas, les damos nuestra confianza, les permitimos el libre acceso a nuestros pensamientos más oscuros, vegonzosos y hasta culposos y en la mayor parte de los casos no ocurre nada malo, pues nuestra intuición nos condujo con certeza (bendita sea). A veces quedamos de cara al miedo o a la precaución; nos asusta que alguien traicione nuestra confianza y acabe con nosotros y es ahí en donde hacemos una pausa para saber si seguimos o no.
Hay quienes saben lidiar con esos miedos y les va mal. En el otro lado de la balanza estamos los que no sabemos cómo manejarnos en tales situaciones... Y nos va peor. Y mezclados entre ambos grupos están los que ni siquiera saben que existen dichas posibilidades. Esos me dan como pena. Aquellos que dicen y hablan y cuentan cuanta cosa les ocurrio cual semanario de chismes. Aquellos que no tienen con qué llenarse la boca más que con la fantasía que habita en ellos. Y en este punto me voy a detener, pues utilicé el término "fantasía" sin siquiera saber si realmente es el que necesito para el caso. Voy a cambiar "fantasía" por "fantochismo".
Continúo, entonces. Hay algunos que llenan y llenan el ambiente con falsa empatía, falsa confianza, falso todo, sólo por sentirse aceptados. Y hay otros (porque los hay) que hacen exactamente lo mismo pero como un compromiso social frente a su interlocutor. Me ha tocado verlos, incluso convivir con ellos. Y son sinceros en cuanto a su sentir! (que no en cuanto a sus intenciones o impulsos). Yo me divierto como observador y dándome cuenta de qué nuevas gracias me esperan a la vuelta del siguiente tema de conversación. Porque a tiempo me he percatado de qué tan lejos podría llegar siendo enteramente yo: no mucho. Así que hablemos de la Britni, del futbol y de los antros, de qué tan tarde llegaste ayer a tu casa, de lo perra que se portó fulana con sutana por culpa de perengano o de la velocidad que alcanzaste en tu coche la ultima vez que jugaste carreritas con un amigo.
Será que no acostumbro tratar con gente con frecuencia. Aclaro que tengo el hábito de usar "gente" como una forma despectiva hacia los que no agarran un libro ni para nivelar la tele: "Ese wey es muy gente". Con mis, digamos, conocidos platico en la escuela y cuando salgo al mundo real me voy con mis amigos. Pero hay veces que tengo la oportunidad de separarme de ellos y conocer lo que Tulancinguito tiene que ofrecer; y me sorprende, por suerte me sorprende. Me parece increíble que haya entes que, proyectando seguridad y simpatía, no tengan nada más que ofrecer que las vivencias de su última borrachera. No confíes tanto en mí, pues hay cosas que aún no quiero saber.
O será que yo estoy muy verde en cuanto a lo "social" se refiere. Hay de todo, lo se, conozco muchos puntos de vista, diversas opiniones, pero ese último sí me sorprendió. O probablemente me estoy adelantando a los hechos... No se... Ya no se ni que escribo, así que me detendré antes de que esto pierda (más) el sentido.
Buenas noches.