IV
Intento cerrar los ojos,
pero la impetuosa brisa
del mar gozosa me avisa
que ha arrebatado entre enojos
cabello atado en manojos.
Y lo ha traído consigo
a petición de un mendigo
que imploró con arrebato
y casi como un mandato:
Es su ausencia el peor castigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario