Encontré una nota junto al espejo
escrita con antojo y apetito.
En ella me aguardaban tus consejos
para agradar a tus ansias de delito.
Perdí el aliento y odié mis costumbres
de animal cautivo y domesticado.
Todo se volvió caos e incertidumbre
pues al fin ante ti sería juzgado.
Temeroso transgredí las barreras
que ante la celeste dríada levanté.
"Al diablo" alzó la voz nuestra hechicera
y sin reparo su desafío acepté.
Desperté emocionado a la Gorgona
que me miró con hambre y con deseo.
No era esa dríada tímida y burlona
sino la dueña de este su Perseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario