Mañana celosa me arrancas al fin
de la visita a aquel Mediterráneo.
De tardes heladas y cielos carmín.
De un sueño no contado y subterráneo.
Des-in-te-re-sa-da-men-te me suelto
Pues se que vuelvo, puntual, a ese rincón.
Tras sus cortinas. Oculto. Envuelto.
En la blanca ciudad de su corazón.
Mañana celosa sácame de aquí;
uno de estos días no podré escapar.
Tomaré su mano y la aferraré a mí
para siempre soñar, soñar y soñar.
Des-a-li-ña-da viene ella a mi encuentro
volando entre nubes como ave rapaz.
Acechan sus augurios entre el viento.
Me rindo a la depredadora voraz.
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