jueves, enero 21, 2010

Hora de...

¡Elefantes! Papá dijo que si me despertaba temprano hoy saldríamos a comprar elefantes.


Sí, Arabí tiene algo nuevo que contar. Pero no vine a escribir la historia acá, soy un caprichoso.

Hey! Mi cabeza no está vacía, sólo está callada. No se si sea casual haber visto el último mensaje en el libro de visitas justo antes de abrir el blog para escribir algo que ni siquiera sabía qué era. Y todavía no lo se.

Arabí dice que no importa.

Quiero escribir versos, pero no.

Quiero escribir lo que me pasa en la vida, pero no.

Quiero escribir alguna historia, pero no.

Sólo quiero poner algo aquí, como si fuera un esfuerzo inútil con el único propósito de corroborar mi existencia entre los cables estos que dan forma al limbo del internet. Pero no tiene sentido, no a estas alturas, eso se lo dejaremos a los adolescentes. Existencialismo de tres pesos!

La verdad es que no me ha sido necesario picar las teclas, no desde que salí al mundo y descubrí que tenía una voz. Pero de vez en cuando es divertido ponerse el sombrero de escritor y decir: ¡Que yo también tengo ideas que anunciar al mundo! ¡coño!

Ja!

Como... Veamos... Eso último me recordó a algo...Como que es emocionante conocer a la gente, aún si es con mi muy particular forma de hacerlo: Desde lejos, con los ojos bien abiertos y los oidos bien atentos. Y esa otra cosa que no se qué es, eso que nos ayuda a dibujar a la gente y a ponerle colores, que de a poco son azules, verdes, amarillos, esos que me gustan; o son cafés, anaranjados, beige, esos que mejor evito, si se puede. Coloreados con crayolas, acuarelas o tiza... Hay tantas formas en que esa cosa puede decirnos "acércate". Me gusta cuando eso pasa. Además, es una sensación tan nueva. También descubrí mi naturaleza social, aunque cada quién la explota a su manera, supongo.

Hace poco le decía a Viry que me estoy dando una tregua. Estoy abriendo ese pequeño universo que encerraba a unos cuantos amigos y ofreciéndome una oportunidad. La oportunidad de dejar entrar a los ajenos y descubrir cómo se mueven en ese universo. Es divertido. Así he podido observar; por ejemplo: Ella me hace sonreir, él me sorprende mil veces al día, ella y ella no dejan que me acerque, él quiere acercarse a la fuerza, con aquellos tres debo irme con cuidado, pero se que vale la pena. Y así. Tal vez nunca encuentre amigos como los que ya tengo o como los que se fueron, pero en la búsqueda me reconozco también a mí. Qué quiero y cómo lo quiero.

La busqueda! Bendita sea! No se trata de encontrar lo que buscas, sino de encontrar lo que no, esas cosas valen más.

Al final creo que tengo muchas cosas que poner acá.

Pero también tengo muchas otras que vivir afuera. Nunca experimente ambas al mismo tiempo, así que no sé cómo carajos conciliarlas.

Ya se verá, ya se verá.

----------------
Now playing: Cultura profetica - Rompiendo el letargo
via FoxyTunes