viernes, noviembre 29, 2013

NARC

You wear those shoes like a dove...

Pues ya. Esperé mucho tiempo el momento de retomar Agamenón, un montaje que lleva ya varios meses detenido y que de alguna manera siento que jamás fue abandonado. Siempre lo tuve presente al menos una vez a la semana. Fue raro.

Como comentaba en mi entrada anterior hay un teatro para mi. Un teatro sin telones, sin butacas, sin "el público"... Sin nada. Casi. Un día, sin más, me entró la necesidad de volver, de habitarme en Agamenón y supe que el teatro jamás pasaría a ser una etapa en mi vida. No se de dónde nació esta necesidad, tal vez del hecho de que lo que estoy haciendo ahora no me significa mucho... Aunque debería.

La noche de los asesinos.

Y digo debería porque es un texto muy cercano a mí, pero a la vez muy ajeno. Me ha sido imposible darle vida a ese teatro, más allá de lo que técnicamente aprendí a hacer.

-- "Sólo hago mi chamba".

Si alguien lee esto antes del estreno, no me hagan caso.

Hoy recuperé la energía, las ganas de hacer teatro, las ganas de llorar, de odiar, de amar. Hoy volví a ser Carlo el actor y dejé de lado (un poco) a Carlo el (próximo) Veterinario.

Hoy mi corazón no falló, ni mi cabeza dolió, ni mi vista se nubló... Ni me sentí de 40 años.

Hoy usé un poco al teatro.

Mi cuerpo estaba ansioso de retomar la obra, de redescubrir los hallazgos que había enterrado y de descubrir los nuevos. Mi cuerpo estaba tan ansioso que tuvo un ataque de alergia durante horas. Necesitaba un nuevo desafío. Necesitaba ponerme a prueba. Necesitaba saber si realmente merecía volver.

Me reté a mí mismo a dejar atrás el miedo al otro (al menos un poco), a los desconocidos, a compartirme, a ser. Fue difícil y no lo logré al 100%, pero creo que dará resultado.

Soy un caprichoso, lo se. Sólo hago el teatro que quiero y por eso estoy como estoy. Jodido, estresado y por momentos deprimido. Pero gracias a eso encuentro la felicidad en cualquier cosa. Como mis gatos.

No le sirvo al teatro, pero aunque no quiera lo seguiré usando mientras me sea útil.

Ya veré cómo me va los próximos días. Será una locura, estoy seguro. Mi cuerpo está muy aletargado y costará trabajo, pero ambos lo necesitamos.

sábado, octubre 26, 2013

Carlo quiere ser Veterinario... Otra vez.

La última vez que pasé por acá aún era un actor de tiempo incompleto.

Sí, resulta que ya no. ¿Qué pasó en estos meses? Fácil, dejé el teatro. ¿Por qué? Estudio Veterinaria.

Muchas personas cuestionaron de una u otra forma mi decisión. Algunas me apoyaron, otras no entendían y a otros simplemente les dio igual. La verdad es que dejé de disfrutarlo. Tengo tantas cosas que decir que ni siquiera se por dónde empezar.

En fin, mi decisión inició cuando me di cuenta de que el teatro ya no me daba nada que me dejara satisfecho, en ningún aspecto, tanto personal como económico. Yo entré al teatro para hacer lo que me gustaba (o eso pensé), pero me di cuenta de que lo que de verdad me gustaba no necesariamente era lo que me hacía feliz. Se convirtió en una obligación, más que un gusto. Me gustaba crecer en los ensayos, aprender sobre lo que podía hacer, conocer mis límites y descifrar cómo superarlos. Eso era lo que me gustaba del teatro, sin embargo la escena no me gusta tanto. Recuerdo que cuando era adolescente e iba al teatro, al cine o al circo veía a los artistas y pensaba en lo mágico que parecía todo ese mundo. Que todos esos seres no debían ser humanos. Que se guardaban en una caja después de función o algo. Era magia. Entonces estudié teatro y descubrí que no hay magia o al menos para mí no la había. Había rencor, competencia, también risas, ¿por qué no?, había amor, matrimonios, supermercado, trabajo, hijos... Realidad. No hay magia en eso. No la hubo para mi. O bueno, no siempre la hubo. Existió magia en tanto disfrutaba mi trabajo conmigo, sin ojos, con mis compañeros, a solas.

Entonces pensé: "¿Qué caso tiene?" Lo importante del teatro es que te vean, ¿no? A mi no me gusta y ya no es por timidez, que después de todo lo que he logrado eso ya no tiene nada qué ver.

Es egoísmo.

Sí, es egoísmo y no me avergüenza decirlo. No me interesa que la gente vea mi trabajo, porque es mío. No me interesa que a la gente le guste o no lo que hago, porque no lo hago para nadie, sino para mí. Vamos, que no me interesa ni siquiera el calentamiento en grupo y eso es, de entrada, un enorme obstáculo. Y aquí viene lo que de verdad hizo que me diera cuenta de las cosas: Disfrutaba el proceso y no me importaba el resultado, por lo que a veces descuidaba un detalle y es que este es mi medio de sustento, según. Lo que a mi me gusta no me genera dinero, porque nunca intenté que así fuera. Así que entre broma y broma me di cuenta de que "necesitaba un trabajo de verdad".

Fue así cómo recordé mi primer pasión. Recordé lo que dio vueltas en mi cabeza durante más de 15 años. Antes de ser actor fui Veterinario. Antes de entrar a la primaria fui Veterinario.

Otra de las cosas que me llevó a tomar la decisión fue lo inútil que terminó pareciéndome el teatro. Yo siempre fui de la idea de que si iba a crecer lo haría en mi tierra, que no necesitaba "ir a donde había chamba", no por falta de ambición, sino por exceso de identidad. Necesitaba ver cómo mi tierra crecía. Sentía que debía cultivarla, pero no sirve porque los obreros están ocupados disfrutando su segregación. Sí, me incluyo. Me cansé también de ver cómo el artista "acciona". "Accionar", que palabra tan puta. Los libra a todos de tomar la responsabilidad social real que debería significar el teatro y entonces se la pasan "accionando" con la única finalidad de que los vean... Los demás teatreros.

Llegué a la conclusión de que yo no estoy hecho para el teatro, aunque el teatro sí esté hecho para mí. Y no me pesa. Tan pronto lo descubrí me liberé de un peso y una presión enormes. Mi personalidad choca con las necesidades del teatro, pero lo que el teatro me ofrece no deja de ser tentador de vez en cuando. Aún cuando llegan momentos como este y decido que es inútil.

Entonces decidí que era hora de dejar de "accionar". Era hora de actuar, de tomar acción. Era hora de dejar de compartir en Facebook cómo maltrataban a un pobre perro y empezar a hacer algo de verdad. Decidí aprender a curar, aprender a tomar acción. Decidí que era hora de que mis "acciones" tuvieran un efecto real en el mundo de alguien. Decidí que era momento de dejar de esperar un aplauso y un oscuro para pensar que mi trabajo estaba hecho. Decidí que hay algo que de verdad me apasiona y eso es la ciencia, la medicina, los animales. Sí, principalmente los animales porque he tenido suficiente de las personas.

¿Ven? Con esa actitud no llegaría muy lejos en el teatro.

Y entonces lo hice. Estoy aprendiendo eso que toda mi vida quise aprender y no logré en su momento porque era demasiado joven e inmaduro para tomar mi deseo y moldearlo con responsabilidad.

Hice mi examen de admisión sin saber que quedaría. Llegué el primer día de clases sin saber cuánto duraría ahí. Ese día regresé a casa feliz, sabiendo que haría algo verdaderamente útil para alguien y que además podría convertirse en mi trabajo.

Cuando estudiaba Medicina un amigo comentó de repente: "Qué chido, vamos a ser doctores". Yo en ese momento no compartí su entusiasmo y decidí salirme. Hoy constantemente me repito: "Qué chido, voy a ser Veterinario".

Me detuve un momento aquí para leer lo que había escrito y veo que cualquiera que no me conoce pensaría que mis palabras están llenas de frustración y rencor. Pero en realidad están llenas de libertad.

Aún tengo proyectos pendientes que no deseo abandonar.  Se que hay por ahí, en algún lugar, un teatro perfecto para mí. Lo he visto, lo he tocado. Sólo es cuestión de volver cuando lo necesite y se que ahí estará, esperando por mi.

Ahora que estoy en Veterinaria recordé lo que es trabajar por algo. Estoy aprendiendo el valor de la constancia. Veo un reto enorme, un reto de verdad. Fácil leer un libro, fácil aprenderme un texto, un trazo y una intención... Lo difícil es hablar de proteínas, coenzimas y carboxipeptidasas. Eso sí es un reto de verdad y ¿saben qué? Yo lo acepto. Estoy en el viaje hasta que no pueda más porque sí, se que también este castillo se puede derrumbar, pero por eso lo estoy cimentando desde ya.

Por cierto, creo que estrenamos en Diciembre. Sin embargo es otro proyecto por el que estoy a la expectativa y si por mí fuera empezaría a trabajar desde ayer.

Hace tiempo que quería escribir sobre esto y cuando lo pensaba hacía una lista enorme de razones para dejar el teatro. Hoy, sin embargo, sólo me limité a desarrollar dos o tres, con sus deliciosas contradicciones entre sí. Todo ha sido muy confuso, pero al menos tengo algo claro cuando veo a los ojos de una vaca lechera. Sigo en la lucha.

Un día de estos contaré sobre cómo me va en la carrera, sobre cómo reprobé y me sentí derrotado, sobre maestros faltos de humanidad y sentido común y sobre cuánto extraño el teatro y esta entrada no es del todo cierta, porque a fin de cuentas no estoy peleado con el teatro, sólo hemos sufrido un disgusto.

viernes, julio 26, 2013

Arabí y el dentista.

Es bien sabido que cuando comes chicles con catsup debes quitarles todos los huesitos. Lo malo es que en la cena de ayer yo lo olvidé y uno de esos huesitos fue a dar entre el quinto y sexto diente de leche. Papá dijo que probablemente me haría daño en el girotálamo, así que no hubo más opción que llamar al dentista; especialmente al notar los puntos azules que comenzaron a salirme en las orejas.

La cita fue programada para el día viernes a las 3 de la madrugada. Dicen que a esa hora los girotálamos brillan más que de costumbre y es más fácil extirparlos. A mí realmente no me importaba, yo sólo quería que los puntos azules desaparecieran. Es más, ni siquiera sabía lo que significaba la palabra "extirpar" hasta que llegó el día de la cita. El doctor le recomendó a papá que antes de llegar al consultorio comprara un tarro grande de mayonesa y lo arrojara por la ventanilla del coche; decía que era para liberar la presión del hueso de chicle entre los dientes.

El día por fin llegó. Yo estaba bastante nerviosa, así que tomé el autobús directo a mi cuarto para dormir un rato. Por suerte el tráfico en el pasillo no era muy pesado y llegué en poco tiempo. Me quedé profundamente dormida. Cuando desperté estaba en el coche y observé justo el momento en el que papá lanzaba con todas sus fuerzas el tarro de mayonesa. Lo seguí con la mirada y noté que estuvo a punto de golpear en la cabeza a un ratón que de casualidad pasaba por ahí. Salió corriendo y relinchando del susto. Pobre ratón.

Cuando al fin llegamos al consultorio los nervios habían desaparecido. Simplemente quedó la sensación de que algo raro pasaría. Tan raro como ver un caballo relinchando como si fuera un ratón. No pude evitar reír de sólo imaginarlo y mi papá me vio chistoso.

De repente sonó en un altavoz: "Arabí de los Collares y Perlas Azules". Era mi nombre. Era mi turno. Entré al consultorio y vi una silla dorada enorme. Podría jurar que medía unos 2 kilómetros y medio de punta a punta. Mi papá me tomó del brazo y saltó para colocarme en la silla. Me dijo que no me asustara, que a todo mundo le extirpan uno o dos girotálamos de vez en cuando y se quedó sentado en un extremo del consultorio.

Cuando entró el doctor papá y yo nos miramos fijamente. Hacía unos ruidos extraños al caminar y tenía un cabello verde que salía desde su nariz y se enredaba en uno de sus zapatos. Era casi calvo y canoso, con unos lentes oscuros y una guitarra que eran lo único que lo hacían lucir como un dentista normal. Me vio de pies a cabeza y dijo: "¿Uno o dos girotálamossssss?". "Uno", dijimos papá y yo casi al mismo tiempo. Tocó una canción de rock en chileno que duraba unos 15 minutos y cuando terminó sacó un imán de su bolsillo. "Di Jotaaaaaaah", me dijo y yo lo hice. Entonces metió el imán en mi boca y el girotálamo se pegó a él de inmediato. Tuvo que pedir ayuda a papá porque era un girotálamo más grande de lo que esperaba.

Al fin, el girotálamo salió. Fue un Girotálamo Ramírez de traje y corbata. El dentista dijo que nunca en su vida había visto uno como ese, pues casi todos llevan ropa deportiva. Lo puso en el lavamanos y se fue por el drenaje. Yo no entendía nada, sólo supe que las manchitas azules se irían en cuestión de minutos. Papá dijo que fui muy valiente y como premio me llevó a pescar guacamayas en el patio de la casa.

sábado, junio 29, 2013

Amanda

Esto ya tiene sus añitos. Sí, soy un ocioso que no se preocupa por arreglar las inconsistencias de la historia. Sobre todo al final, pero ahorita ando ocupado con otras cosas, así que no me importa.

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¿Decías que era muy tarde?... Si no hubieras pensado en comer tanto no estarías hablando tonterías.

Desde hace 6 meses las cosas no han ido nada bien. Después de esa extraña epidemia de tifoidea (que sepa dios cómo llegó al pueblo) ella ya no es la misma. Su rutina diaria de salir a pasear con Rusty se vio sustituida por  largas horas de lectura, seguidas por una siesta que duraba casi hasta el anochecer. Ese verano fue más caluroso que otros años, cosa que la molestaba bastante y ella no dejaba de quejarse: “¡Esto es ridículo!, necesito un ventilador incluso afuera de mi propia casa”, decía, “Y los mosquitos son demasiado molestos”, como si antes no los hubiera soportado de buen modo.

Por las noches nada era diferente. Cenábamos en silencio, un silencio de muerte. A veces temía conversar con ella debido al mal humor que había comenzado a invadir su carácter. Esto me asustaba aún más, pues no sabía con certeza si aquellos arranques de ira eran por mi culpa o no: “¡Si no hubieras pensado en comer tanto no estarías hablando tonterías!”. Hace dos meses, día de muertos, unos niños llegaron a casa pidiendo dinero; cuando escuche el ruido de la perilla de inmediato noté que les pedía que no molestaran y de un golpe cerró la puerta.  En realidad algo andaba mal, pues ella adoraba a los niños. Escuché las voces de los pequeños afuera, en verdad los asustó.

Hace casi un año ella había logrado terminar ese curso de italiano del que se sentía tan orgullosa que no dejaba de repetirme frases básicas en ese idioma, frases que nunca pude pronunciar. Poco después consiguió trabajo en una escuela para dar clases de inglés, pues dominaba ambos idiomas; pero dos meses más tarde cayó enferma, como mucha gente del pueblo, a causa de la tifoidea. Perdió su puesto y se lo dieron a una joven que venía de la ciudad, recién egresada de la universidad.

Su estado era grave en aquel entonces y fue hospitalizada. Fue en el hospital donde recibió por teléfono la noticia de su reemplazo, justificado por un contrato que aún no había sido firmado. Esto la alteró bastante y su estado no mejoró. Estuvo hospitalizada dos meses por sus constantes recaídas.

Rusty comenzaba a extrañarla, pues ahora eran pocas las veces en que siquiera volteaba a verlo. Cada vez que el perro jugueteaba entre sus piernas ella lo alejaba con el pie, sin lastimarlo pero bruscamente. Anteriormente eran una pareja inseparable, pues a raíz de un accidente con un auto ella lo paseaba diariamente a las 11 de la mañana. Ahora el perro parece triste, pues a las 11 de la mañana ya no hay nadie que lo lleve de paseo.

La noche de navidad fue agradable, a pesar de que yo imaginaba lo contrario. Durante todo el día se la pasó en la cocina. La cena que preparó fue excelente, tradicional y nada extravagante. Habló de tantas cosas pero nada que no hubiera ocurrido durante ese día. Yo pensé que era su manera de pedir disculpas, pero todo cambió a los pocos días; todo volvió a ser como en los meses anteriores.

Esta mañana la enfrenté, le hice saber que ya no era feliz y que era mejor arreglar la situación de una buena vez. Ella no dijo nada, me señaló el reloj y entendí que era tarde para llegar a mi consultorio. A medio día tuve que visitar un rancho para revisar el estado del ganado, razón por la que no pude regresar a casa para comer; de alguna manera no quería hacerlo, pues no tenía ganas de verla.

Por la noche, de regreso a casa, observé que las luces estaban apagadas. “Vaya, se durmió temprano”, pensé. Entré a casa y fui a la cocina. No tenía mucha hambre, por lo que sólo comí un pedazo de pan y tomé una taza de café. Me dirigía a la habitación cuando la vi sentada en su mecedora de la sala en plena oscuridad. Di la vuelta y encendí la luz mientras le preguntaba por qué estaba ahí. Al regresar la mirada, ahora con la luz encendida me di cuenta que en la mecedora sólo había una nota que decía:

“Gracias por todo, pero es hora de irme. No te preocupes por Rusty; desde aquel accidente con el auto se negaba a irse sin mí, pero después de mi enfermedad ahora podemos irnos los dos. Tardé mucho en darme cuenta de que ya no podía seguir aquí. Lamento haberte hecho sufrir los últimos meses, pero entiende que yo no sabía que la vida me había abandonado y era difícil para mí continuar contigo en esa situación. Nunca supiste lo que pasó en realidad pues ahora sé que yo aún estaba en mi habitación después de que los médicos se llevaron mi cuerpo. Regresamos a casa juntos porque yo no quería dejarte. Visítame, creo que podrás suponer mi dirección. Con cariño, Amanda.

viernes, mayo 17, 2013

Clive Barker's Jericho


Ayer iba a poner algo acá pero no encuentro en ningún lado la versión completa. Es un cuentito sobre un fulano que fantasea a través de la ventana de un autobús.

En fin, como ya no pude poner nada me puse a jugar Jericho. Ese juego que salió hace ya algunos años para consola y PC. Sí, lo estoy jugando apenas y ya les diré porqué.

Resulta que hace unos años tenía ganas de jugar algo de suspenso, pero que se alejara un poco de Silent Hill y esas cosas. Buscando opciones por internet me enteré de Clive Barker's Jericho o Jericho, para abreviar; leí muchos comentarios buenos y malos y me dio mucha curiosidad pero siempre acababa comprando o rentando otras cosas. Así pasé por Quake 4, Condemned 1 y 2, The Darkness y similares hasta que poco a poco Jericho se me fue olvidando.

No fue sino hasta un día que andaba buscando juegos en un Sam's, me parece y Viry me dice algo así como: "Pues no se, pero el que tengo ganas de jugar es este". Y me enseña la caja de Jericho. Sí, reconozco que escucharla hablar de videojuegos como este y no del mentado Candy Crush me hace sonreír como idiota. Such a turn on.

Pero no lo compré, me llevé otra cosa. Pasó el tiempo y acabé encontrándolo usado en un Game Rush. Ese día tenían promoción de dos juegos al precio de uno, así que me llevé ese y Lollipop Chainsaw por poco más de $300 pesos mexicanos. Si algo compro compulsivamente son videojuegos.


Más allá de las revisiones nunca busqué videos ni trailers ni nada. Me traicioné a mi mismo, pues siempre espero un par de semanas después de los estrenos para saber si compraré un juego o no, a menos que sea un juego predecible como los Call of Duty, Battlefield, Halo, etc. Esos no necesitas verlos antes de comprar pues sabes cómo serán.  Así que desconocía por completo lo que estaba a punto de jugar. Sabía más o menos de qué iba pues había jugado un demo tiempo atrás, nada más. Conocía la estética que manejaba y ya habiendo mencionado eso una de las cosas que me atrajó fue la mente detrás del juego: Clive Barker. No es la primera vez que este señor se avienta al mundo de los videojuegos pues ha escrito cosas interesantes anteriormente. Ya antes había jugado un poco Undying y de no ser porque mi computadora se encaprichó en no dejarme jugar más de 1 hora me habría enganchado con el juego.

Reconozco que a pesar de que me interesaba el título aún no estaba del todo seguro de cuál sería mi experiencia, sobre todo después de los últimos fiascos con su franquicia más famosa. Sí, me refiero a Hellraiser. Pero ya lo había comprado.

Clive Barker's Jericho
¡Aléjate! ¡Aléjate!
Tan pronto empecé a jugar me di cuenta de que no era un juego como otros, para nada. Al principio cuesta un poco de trabajo acostumbrarse a los controles y no me refiero al botón de disparo, recarga, etc, que generalmente es el mismo en todos los juegos, sino al movimiento. El movimiento me pareció demasiado pesado y los personajes se llegan a sentir lentos en ocasiones, situación que se acentúa cuando algún enemigo te acorrala o tratas de moverte de lado a lado para evitar golpes o disparos y tus compañeros están pegados, literalmente, a ti. Para mí ese es uno de los puntos más flojos del juego: La IA en ocasiones se queda viendo como haces gala de tus habilidades con los pulgares o de repente decide que es hora de ir al ataque sin importar más que la victoria. Es ahí cuando tienes que avanzar entre los enemigos para revivir a esos valerosos soldados.

Es aquí donde los programadores agregaron algunas útiles herramientas que los detractores del juego generalmente pasan por alto:

La primera es el control de tus equipos. El escuadrón Jericho está formado por dos equipos: Alfa y Omega. Ambos equipos pueden ser comandados con sólo apretar un botón. Un poco como los juegos de Tom Clancy, por ejemplo, sólo que de una manera mucho más básica. Apretando el pad direccional a la izquierda ordenas avanzar a Alfa y a la derecha a Omega. Lo útil, sin embargo, son los botones de arriba y abajo, con los que ordenas al escuadrón que avance o mantenga su posición, respectivamente. Sí, de repente es como hacer de niñera con los soldados, pero una vez que se tienen dominadas estas funciones es posible crear estrategias sobre la marcha.

Clive Barker's Jericho
Jericho! Take positions!
La segunda herramienta o, mejor dicho, el punto clave del juego es el control individual de cada miembro del escuadrón. Esta habilidad no puede ser usada desde el principio sino que el equipo debe sacrificar algo para poder acceder a ella. Esto te permite tomar ventaja de las habilidades que cada miembro del escuadrón poseé, ya que no todo se trata de balas. Así tenemos a un soldado que puede controlar a un demonio de fuego, otro que puede curar, otro usa la telequinesis, etc. Lamentablemente la IA no está muy enterada de estas habilidades y las usará esporádicamente o, al menos, unas más que otras. Eso sí, al final del juego me vi utilizando a los mismos dos o tres personajes.

Lo que me enganchó al juego fue más que nada la historia. Este escuadrón de habilidades especiales es enviado a una zona donde se registró una grieta entre dimensiones de la que tratará de escapar el Primogénito, The Firstborn o el primer ser creado por Dios. Este ser es tan poderoso que preocupó incluso a su popio creador por lo que fue encerrado en esa otra dimensión y así Dios podía empezar de nuevo, desde cero. Cada determinado tiempo la barrera entre las dimensiones se debilita y The Firstborn trata de escapar. Es entonces cuando el gobierno manda a su escuadrón secreto en turno para darle pelea y devolverlo a donde pertenece.

Y creo que es en este aspecto donde el juego se vuelve polémico. Si bien la dificultad radica más que nada en el control, a fin de cuentas es un juego sencillo. Incluso en la dificultad Hard puedes terminarlo sin muchos problemas. Muchos esperaban (incluyéndome) que el juego los pusiera en aprietos, cosa que nunca sucede. Los enemigos son predecibles: Avanzas un poco, peleas con un montón de malos uno tras otro, terminas, avanzas y repites. Para ser un juego que prometía suspenso y uno que otro susto no pasa de ser un poco repetitivo y si juntamos lo repetitivo del gameplay con lo repetitivo de los escenarios y un final "abierto" que más parece apresurado, pues no cuestiono la decisión de muchos al decir que es un juego pésimo.

Clive Barker's Jericho
No necesitamos tu ayuda.
Finalmente es un juego que te gusta o no te gusta. Así de sencillo. Si eres un fan de Clive Barker la estética te va a dejar satisfecho y pasarás por alto un poco el gameplay, si te gustan las historias más que los disparos pues disfrutarás como si estuvieras leyendo un libro de suspenso. Si te gustan los gráficos y la acción no creo que sea el juego ideal para ti. Personalmente lo disfruté mucho, pero fue porque me obligué a jugar los primeros niveles. Confieso que me arrepentía de mi compra hasta que fui conociendo a los enemigos y sus perversiones. Era como la versión de Clive Barker de La Divina Comedia. Me atrapó y ahora es uno de mis juegos favoritos. Punto extra al jugarlo en un momento en el que los FPS lucen como clones, pues repiten la misma fórmula una y otra vez. Sí estoy un poco defraudado por la dificultad y el terrible final, pero la experiencia de juego superó mis expectativas. 

viernes, mayo 10, 2013

Las 5 chatarras que debo probar antes de morir.

Los que me conocen saben perfectamente sobre mi debilidad por la comida chatarra. Esas cosas excesivamente saladas, grasosas, carnosas y a veces hasta picantes. No soy fan precisamente de la comida muy condimentada, pero cuando el picante está bien balanceado con los demás sabores no lo dudo y devoro lo que sea.

En fin, que seleccioné las 5 cosas que debo probar antes de morir. Esas cosas que por su mezcla de sabores, exceso de grasa, sal o cualidades exóticas debo comerme al menos una vez en mi vida. Y aquí están:

5. En quinto lugar está la bolsa gigante de Cheetos. Ya lo intenté una vez con una bolsa gigante de Totis (frituras mexicanas que compiten contra Sabritas o Lays, en otros países) y créanme, valió la pena. Pero eran Totis de sal, solamente. Sin limón y sin queso. Ahora, la cosa industrializada que Sabritas usa como queso que es 99% sal y lo demás de color y sabor es algo que no puedo pasar por alto y menos si viene en una bolsa de este tamaño.

Cheetos gigantes.

4. Una de mis cosas favoritas es la pizza. De lo que sea y de donde sea. Incluso esa cosa congelada que viene en cajas de cartón y al descongelar y calentar sabe a lo mismo. No le pongo peros a ninguna pizza. Aunque sí tengo mis favoritas. Y bueno, uno no puede ir a la pizzería y pedir una pizza para llevar porque una rebanada de pizza no es lo más cómodo para comer e ir caminando. ¿O sí? Bueno, con estos conos de pizza la comodidad no se pelea con el antojo. Juro que cuando vi el queso ahí seduciendo a mis dientes me perdí por completo.

Cono de pizza

3. En tercer lugar están estas pizzapapas, papapizzas o... Bueno, son papas fritas cubiertas con pepperoni, queso y especias. Se me ocurren tantas cosas que podría echarles encima. Las papas fritas combinan con muchas cosas y la pizza también. Entonces ¿qué pasa si mezclamos ambas?. Y si lo combinamos con una hamburguesa... Empiezo a salivar...
Papas con pizza.

2. Llegamos a los primeros dos y ya tengo mucha hambre. En segundo lugar les tengo estas papas envueltas con tocino. No hay mucho que decir, lo que se ve es lo que hay. El pedazo de carne que más me gusta no es un corte argentino ni un filete enorme y jugoso. Sí, disfruto esos pedazos de carne a medio cocer que al morderlos aún les escurre sangre, pero el tocino es lo que más me gusta. Tiene el balance perfecto entre grasa y sabor; además de ese toque salado que ninguna otra parte del cerdo tiene. Y ahora rodeando unas crujientes papas fritas. Es casi pornográfico.

Papas con tocino.

1. Y en primer lugar el postre. Ya no hay tanta sal y grasa, pero sí mucha azúcar, más o menos. Debo admitir que los cupcakes nunca han sido algo que se me antoje mucho. Y vamos ¿Cupcakes? ¿A quién se le ocurrió semejante mariconada? Son panqués y punto. ¿Muffins? ¿Cupcakes? Todas esas cosas son nombres de princesa para un jodido panqué. En fin, que me encontré con esta cosa hecha de... Mountain Dew y Doritos. ¡Sí! Mountain fucking Dew con Doritos. Podemos reducir la botana de cualquier gamer decente a esas dos deliciosas cochinadas. Ya me imagino el fin de semana gamer empezando con unas papas con pizza para terminar con este delicioso postre. ¿Se imaginan no tener que pasar de la botana al refresco y poder echarse a la boca ambas cosas al mismo tiempo? Cuando el tiempo es crucial en las partidas multijugador no puedes darte el lujo distrayéndote entre apuntar, disparar, recargar, botanear y beber. Enjuague y repita. Esta es la botana perfecta.

Cupcakes de Mountain Dew y Doritos.

Y ya, suficiente de chatarra por hoy. Tengo media pizza esperándome en la mesa y un control de XBox que espera ansioso a que le ponga mis grasientas manos encima.

Con su permiso, me voy.

martes, abril 16, 2013

To be lost in a fairyland.

¡Illya! Mi nombre es ¡Illya!. Ahora lo se, ¿porqué repetirlo? Desde ayer no haces nada más que seguirme y cuestionar mis acciones. Ni siquiera se cómo llegué aquí. Voltea. ¿Un bosque? Eso es un bosque, ¿qué tiene de especial?. Humano. Ni siquiera se lo que eres. ¡Illya!. Deja de repetir eso, quiero irme.

¡No!. Tu tamaño. A veces siento lástima por ti, ¿Acaso no te asustan los animales más grandes?. No. ¿Nunca te sientes insegura?. Nunca. ¿Nunca te has sentido sola?. Illya tiene amigos, amigos que son como ella; ahora estás tú, que eres diferente. Yo no soy tu amigo, sólo quiero irme. ¿Illya?. ¿Qué? ¿Ahora qué? ¿Lloras?... Con eso no solucionas nada. Aunque tus lágrimas... Brillan y con luz propia. Eres rara. Mira, siéntate en mi mano, ¿ves? No soy tan malo, es sólo que no se cómo regresaré a casa. Hace unos minutos estábamos en mi habitación y ahora estamos en este bosque en medio de “no-se-dónde”. ¿Qué es este lugar? Illya vive aquí, con sus amigos. Yo soy Illya. Eso ya lo se.

¿Comes? ¿Qué comes? Kin, a Illya le gustan los kin. Eso que tienes ahí es una fruta, ¿Te gusta la fruta?. ¿Fruta? A Illya le gusta la fruta. Al fin, una piedra. ¿Cuánto habré caminado? Es dura, pero cómoda. Al menos tú vuelas o viajas en mis hombros. Yo, por el contrario, he caminado un buen rato sin un solo rastro que me indique que el bosque terminará. Me siento tan solo.

¿Qué es estar sólo?. ¿Estar solo? Cuando estas con tus amigos, ¿cómo te sientes?. Illya es feliz, yo soy feliz. ¿Y si no tuvieras a tus amigos?. Illya se sentiría... ¿sola?. ¿Estar solo es no tener amigos?. Algo así, ni amigos ni familia, nadie, sólo tú. ¿Tienes familia?. ¿Familia?. Sí, ya sabes, padre, madre, hermanos. ¡Ah! El bosque, el bosque es mi padre. Illya nació de una flor, una flor blanca. ¿Es ella mi madre?. No lo se, supongo que lo es. Y ¿dónde están tus amigos?. En los murmullos. Escucha con atención, ríen. Saben que regresé. Ellos me dijeron que nunca me fuera, pero yo quería conocerte. Porque una vez te vi. Ven, te diré en donde te vi. ¿Me viste?

En este lago podemos ver muchas cosas, Illya te vio aquí. Illya quería saber porqué hay seres como tú, que son como yo, pero son grandes y no vuelan. Lo mismo me he preguntado por mucho tiempo ¿porqué vivimos aquí?. ¿Qué es vivir?. Eso nunca me lo había preguntado, supongo que es existir, estar presentes en todo momento. Disfrutar de lo que nos rodea y, tal vez, sufrir un poco. Antes eras más pequeño. ¿Qué?. Nada.

¿Qué edad tienes?. ¿Edad?. Sí, ¿por cuánto tiempo has vivido?. Illya ha vivido siempre, desde que salió de la flor. ¡Ah!. Entiendo. Illya nunca crecerá como tú. ¿Te refieres a mi tamaño?. Illya siempre ha sido así.

No veo nada en tu lago. ¡No! No puedes ver. No debes ver. Algún día dejarás de moverte, pero Illya no. Yo lo vi. ¿Te refieres a que moriré?. ¿Morir es dejar de moverse? Nunca dejes de moverte. No quiero que lo hagas, quiero que estés conmigo. No puedo. No pertenezco a este lugar y tú no podrías vivir conmigo. Mi mundo te haría sufrir. Ustedes se lastiman, lo veo en el lago. Mis amigos no querían que te conociera, decían que sufriría. Y eso es muy probable. ¿Por qué?. Yo mismo me hago esa pregunta.

¿Porqué hay luz en el lago?. Illya llegó a ti... Desde ahí. Entonces, ¿podré volver si entro ahí? Puedo intentarlo. ¡No! ¡No debes! Dejarás de moverte. Si entras no te volverás a mover. Illya lo vio. ¿Lo viste en el lago? ¿Qué más viste? Dime. Illya no vio más. No quiso hacerlo. A Illya le dijeron que sufriría; estoy sufriendo. De todas formas, quiero intentarlo. No creo que haya otra manera. Entonces Illya no observará. No quiero ver que dejes de moverte. ¡No quiero que mueras!. Descuida, podrás observarme desde el lago. Es frío... No puedo respirar... Me duele.

Él desapareció esa tarde, dejó de moverse. Pero ahora, una nueva flor ha nacido en los lirios del lago. Ha pasado mucho tiempo desde aquella vez. Desde el lago he visto crecer a muchos como él. Creo que esa flor al fin quiere abrirse.

sábado, abril 06, 2013

McKenzie


Hoy te llamas así. 

                              Definitivamente.


Hoy te vi, ¿sabes? Vi tu silueta a contraluz como muchas veces la vi. Vi tu cabello como hace años. Negro.

                             
                                      Vi tu corona.


Me gusta tu nombre. Se que si tengo una hija algún día jamás la llamaría así, por lo tanto puedes quedarte con el nombre.


Mientras te veía entrar al teatro sentí eso que sentí la primera vez que te vi. Al fondo gritaba una guitarra.


                                     No, no gritaba; chillaba.


Estabas acompañada. No era él. Medías menos que antes. No eras tú.


Reconozco que por un segundo consideré la posibilidad de que estuvieras ahí mismo, en el teatro en el que yo estaba. Reconozco que por un segundo esperaba verte ahí. Aún si eso significaba ver en tu mirada la indiferencia que con los años fuiste fabricando.

Pero ¿sabes qué? No me importaría. Tantas veces he respirado tu perfume que ver tus ojos, tu boca y tu corona desvanecida sería un buen cambio.

A veces no basta con escucharte en mi cabeza: "Quiero un disco de At the drive-in". Y después escribir "Did you trip on your shoelace untied?".

Hoy te vi, McKenzie. 

                                                      Gracias, me hiciste feliz por un segundo.


It's in the past... And now we toast.

martes, febrero 12, 2013

Spare me the suspense...



Wait, baby froze in the night

You're late, there's a hole in the sky
No haste, no lesson to lie
Gotta taste that I can't deny


It's been a while isn't it?

Did I tell you about that time when those fish were talking about flying castles and giants? It was in my room... And we were sitting on the floor.

I don't remember very well but the fish... God! They remember.

And then the flashlights started to burn my eyes. My hands were sweating. It's weird how things came to this, with me talking about fish and flashlights... But the truth is that i needed a fucking way to start talking about fish, flashlights, and maybe sirens.

Yes sirens.

Like those kind of sirens walking over cold mountains. Those kind of sirens who don't know why they can walk. And they don't give a shit.

Last week I was running around a giant pool filled with green paint. I was running and running and running. And then this feeling came to me and the sensation that I had to scream my fears to the little sheep that was watching me running.

So I pull out my tounge and put it under my bed. I won't need it for a while.

I played dead for a couple of days.

Sirens swimming in green paint...

Someone told me about one with a pair of striped pants.

When one of those hugs you is like the end of all suffering. - He said-. Is the end of pain, fear. Is the end.

The end... Under a tree.

Pretty eyes. Under a tree.

Nice ending.

Under a tree.

I think I will never forget it.