jueves, noviembre 14, 2019

Sé que lo sé.

Sé que te pienso y no te olvido
Y que te olvido, incansable, te sueño.
Yo sé que estás, que sientes, te siento
Y te miro y vivo y miro y vuelvo.

Si se que te pienso y no lo veo, quiero verte
Quiero estar, contigo, por sólo estar.
Y deambulo en mi neblina y entre ella te pierdes.
Quiero encontrarte, pero quiero aún más que me encuentres.

No sé si me piensas, no me preocupa, pero me importa.
Como importante es el deseo. El deseo de ti, tu imagen, tu voz.
El eco de tus palabras resuena en la distancia.
En mi mente. En mi mundo. En el cielo nocturno

Quiero saberte y sostenerte.
Quiero permitirme, aferrarme y desterrarme.
De tu forma desterrarme.
De tu indiferencia divorciarme

Sé que lo quiero, sé que te quiero.
Ahora sé que por algo te quiero.
Pero aún no descubro por qué te quiero..
Aún no me invento para qué quererte, pero debo quererte.

Yo sé que me inundas y te desbordas.
Sé que me tienes y me sé vulnerable.
Pero más vulnerable he de saberme si sé que me tienes.
Y sé que lo sabes. Ahora lo sabes.

Porque tu piel es abismo y tu pelo hiere.
También sé que lo quiero, quiero que me hieras
Quiero caer. En el abismo morir.
Que me mueras, que me destierres y me detengas.
Que me sepas, que me apreses y me retengas.

Barricade

Fui por un rato allá lejos. Y de repente, como siempre, era cerca, muy cerca.



Even thieves and snakes need homes...



Me acordé de tantas cosas, momentos, oportunidades y personas que creí perder. Sólo creí hacerlo porque en realidad la vida no es como una película donde los personajes que acaban juntos lo hacen para siempre y los que se separan también. Después del "The End" no hay nada más que lo que imaginamos, pero en realidad la película acabó.



Los capítulos en la vida terminan, pero la película sigue. Interpol me recordó que los capítulos pueden irse volando en un avión, perderse entre una multitud o simplemente quedarse a la sombra de un árbol.



Y siguen ahí. Pero en otro lugar.



Tal vez fueron los mejores capítulos de la película y nos den ganas de verlos varias veces. Tal vez sean dignos de saltarse la próxima vez. ¿Quién sabe?



En realidad no perdemos nada y cuando lo hacemos, generalmente, la pérdida es mucho menor en comparación con las experiencias que nos quedan al final. Tal vez sólo le tenemos miedo a perder, cualquier cosa, la que sea...



Desapego... Fue lo que aprendí hace unos años y las pruebas están rondando por algún lado en este blog. Incluso hasta la fecha me sigue costando aplicar lo que aprendí y sucede porque nunca deja de doler. Todas las pérdidas son dolorosas en mayor o menor medida y la cosa es aprender a lidiar con el dolor, reconocerlo, dejarlo que duela y después ayudar a que la cicatriz sane. Si luchamos casi nunca ganaremos.



Se puede evitar, sí, pero a veces no. No podemos hacer nada al respecto. El universo y sus métodos son mucho más poderosos que nosotros.



¿Qué nos queda al final? Seleccionar, guardar, atesorar y seguir. No podemos ser como un anciano perdido en lo que pudo ser y nunca será. Pero podemos vivir felices sabiendo lo que fue y dar gracias al universo porque haya sido.